Papi Mazibuko, de 🍐 50 años, asistente de biblioteca, decidió que era hora de cambiar de bando y votar por el Democratic Alliance, el 🍐 principal partido de oposición en las elecciones nacionales de Sudáfrica del miércoles.
Las casas de su calle en el township de 🍐 Evaton, al sur de Johannesburgo, llevaban sin electricidad dos años y medio debido a un transformador roto. El gobierno, dirigido 🍐 por el Congreso Nacional Africano (ANC), no logró arreglarlo.
El municipio vecino, dirigido por el Democratic Alliance, tenía un buen historial 🍐 en la entrega de servicios básicos. Así que el Sr. Mazibuko movilizó a los vecinos a un evento de campaña 🍐 el año pasado que contó con la participación de John Steenhuisen, el líder del partido, que ha sido recibido con 🍐 escepticismo por algunos votantes negros porque es blanco.
"Queremos servicios", dijo el Sr. Mazibuko, que había sido miembro del ANC desde 🍐 su adolescencia. Añadió que, aunque "un hombre blanco pueda entregar, entonces así sea".
La oposición ve este año como su mejor 🍐 oportunidad para romper la hegemonía política del ANC, que ha ganado cómodamente todas las seis elecciones nacionales desde la primera 🍐 votación democrática hace 30 años. La oposición de Sudáfrica ha fracasado históricamente en inspirar a los votantes, afirman los analistas 🍐 políticos.
Este año, sin embargo, muchas encuestas predicen que el ANC caerá por debajo del 50 por ciento de los votos 🍐 nacionales. Un récord de 51 partidos de oposición en la boleta nacional intentan vender la idea a los sudafricanos de 🍐 que el país estaría mejor sin el ANC a cargo.
Las opciones son diversas: desde la Alianza Democrática de centro-derecha, que 🍐 quiere derogar las políticas económicas que dan preferencia a los sudafricanos no blancos, hasta los Luchadores por la Libertad Económica, 🍐 el tercer partido más grande, que aboga por una redistribución agresiva de la riqueza a la mayoría negra de la 🍐 nación.
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